EL PALADAR EN EL COCTEL
TllA.GUS
DULCES
Y
SECOS
Es creencia generalizada en l.w..ena parle del h1Undo, que es buen
bebedor solamente aquel que •
bebidas o cócteles de tipo seco.
Por ello es propósito
' e este libro
-y
propósito permanente de
toda una vida- regalar
paJ.iar, no con la inquietud de com·
probar la tolerancia a los
tin1'11 alcoholes que puedan tener quie·
nes confeccionen estas fórn
las, sino proporcionar amables momen·
tos, mediante la degustación de fórmulas armoniosamente preparadas
y consumidas en forma prudente y razonable.
Por ello es que así como hay muchos buenos bebedores que pre·
fieren cócteles secos, hay también muchos buenos bebedores que
gustan saborear los cócteles dulces. Porque el buen bebedor no es el
que bebe mucho, sino el que bebe bien,
y
sabe por lo tanto, regalar
su paladar; eso sí, con medida, y beber de acuerdo con su gusto.
Que bien bebe quien bebe bien y no aquel que mucho bebe.
Es también un error muy generalizado el de que solamente las
damas beben cócteles dulces. Tampoco acepto esta creencia; por
cuanto en la vida diaria he podido comprobar que el refinamiento
en el gusto de la mujer está a la par del hombre.
De ahí que no es extraño ver a una dama paladeando un cóctel
seco
y
a un caballero degustando un bien mezclado trago dulce.
En consecuencia:
EL BUEN BEBEDOR DEBE, ANTE TODO,
REGALAR~
su
PALADAR PERO CON MEDIDA;
por ello es que siempre he aconsejado
beber no más de dos cócteles de
100 g. cada uno. Y cada una de las
fórmulas de este libro responde a
ese propósito en cuanto a
la
canti·
dad que se pueda obtener con las
medidas indicadas
en las mismas.
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