El barman, el legítimo barman,
enamorado de su profesión y dedi–
cado exclusivamente a ella, no debe
ser considerado un simple mezclador
de bebidas, ni tampoco un empleado
común que se dedica a tal tarea.
El autor de este volumen no cree
exagerado comparar al barman con
un director de orquesta. El está co·
locado tras su batería de botellas, implementos y accesorios, que co·
bran vida cuando, en base a su experiencia e inspiración, los
opliga
a dar lo mejor de cada uno. También
el
barman está frente a .su
público, al que debe interpretar de acuerdo con el momento, el
f ra<."'
ter
y
la psicología de cada uno.
Para ello se necesita algo más que una gran experiencia
pensable por cierto- o
el
conocimiento del elemento humano
y
la
sensibilidad necesaria para comprender a cada uno. Más de un vez
el barman se encuentra ante desconocidos que a
la segunda o
tercera copa, le abren su corazón.
¿Efecto del
al~ohol.
.. ?
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parte! Pero también efecto, y muy importante por cierto, de la sun–
patía que ha logrado inspirar
gr~ciBs
a sus conocimientos
)'
.ex–
periencia. El barman, en contacto directo
y
permanente con el pubhco,
debe cuidar especialmente su aspecto
y
paralelamente, el de su _trato.
Debe ser amable, comprensivo, atento, respetuoso, medido, correcto.
Ni demasiado efusivo, ni demasiado serio.
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