cócteles distintos, de los
cuales sólo una parte se
incluye en este volumen.
Por ello,
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espere
el
lector y
el
aficionado
encontrar cócteles clási·
cos en este libro: "cuba–
nos", "fizzes", etc. Mas
sí, al recorrer sus pági-
nas, recibirá la alegre y
amable sorpresa de comprobar cuán·
to bueno puede crear la experiencia
y el agudo sentido de observación al
servicio de una noble causa.
Por ello es que en este volumen
confirmo lo que he sostenido siem·
pre: "El cóctel es el fruto de la
inspiración del momento."
Y
cuando ha sido confeccionado
con bebidas nobles, respetando es–
crupulosamente las indicaciones de
su fórmula, puede beberse con mo·
deración a cualquier hora del día.
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