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la
pasteurización
se obtiene en tal sentido un resultado
perfecto.
- El tratamiento, que consiste en calentar los caldos ,
puede ser aplicado lo mismo á los vinos san0s que á los
que presentan los primeros síntomas de enfermedad.
El grStdo mínimo á que debe el mosto ser llevado
depende naturalmente de su constitución química. Si
tiene poco alcohol, la temperatura puede ser elevada
hasta 65 grados centígrados; si es de una rigueza
~e
diana, hasta 60, y si encierran mucho alcohol y ácido,
hasta 55.
·
.
La limpidez ae los caldos que quiera tratarse ha de
ser lo más perfecta posible. Es, pues, indispensable cla–
rificarlos ó filtrarlos antes.
El vino sometido á la acción del calor d ebe ser en–
friado lo más rápidamente posible, en el mismo reci–
piente y al abrigo de todo contacto con el aire.
La
pasteuriz~c.ión
debe ser operada alg unos meses
después de la recolección ó en cuanto se
presente~
los
_ primeros síntomas de enfermedad, pudiendo pract1cár–
s.ela en botellas con ayuda de aparatos especiales.
Para efectuar la operación se dispone las botellas
en cestos y se las coloca en recipientes de baño maría
calentados por termosifón. Estas 'botellas deben estar
bien tapadas Y sujetos los corchos, sin lo
c~al
és tos se–
rían expulsados por la dilatación del líquido.
SUJECIÓN DE LOS CORCHOS DE LAS BOTELLAS
Como son muchas las veces que recomendamos en
este tratado la sujeción ó atado de los corchos de las
botellas, P'.3-ra evitar repeticiones vamos
á
explicar aho–
ra, es decir, al mencionarla por primera vez, el modo
de obtenerla.
C'.omiéncese
p~r
preparar el cordel y aplíquesele en
segUlda por debaJó del borde del cuello de la botella,
apretándolo fuertemente. Una vez tomados los dos ex–
tremos fíjeseles por encima del t apón pasándolos dos ve–
ces el uno sobre el otro y tirando tan fuertemente como
sea posible, y córtese los extremos.
La misma presión ejercida contra el tapón impedirá
que este nudo se deshaga.