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PEDRO CHICOTE
cibir los cuévanos, que llegan a millares de las pró
ximas colinas.
En el interior de los lagares están, puestas en
línea, las prensas, en las cuales se echa y se estruja
la uva; las tinas en que se vierte el zumo y los to
neles que lo trasladarán a las bodegas.
El prensado de la uva requiere un gran cuidado;
debe hacerse continuo y suave, a fift de separar de
la pulpa de la uva la piel, la cual contiene princi
pios colorantes; de esta manera, hasta el zumo de
la uva negra da un vino dorado.
Los primeros prensados constituyen lo que será
el champagne, hecho del zumo más puro de la uva.
Al salir de las tinas ese zumo de la uva, llamado
mosto, se pone en toneles, que los camiones au
tomóviles conducen en seguida a las bodegas.
Al mismo tiempo que tiene lugar la recolección
en las colinas, las prensas funcionan día y noche, y
los toneles, llenos del precioso líquido, parten pa
ra las bodegas. En esos toneles, y en virtud de le
yes naturales, comienza la fermentación, debido a
la acción de los fermentos que hay en el mosto.
El mosto entra en ebullición, burbujea y produce
ese sonido característico, mediante la influencia de
una labor interior intensa. Después, poco a poco,
se sosiega, se acaba la fermentación y ha aconte
cido un prodigio de la Naturaleza. Lo que antes era
almibarado zumo de uva se ha convertido en vino
incomparable;
En la primavera, es decir, en el momento en que
'..A%'LÉÉ^^.