Por espacio
de
muchos años se creyó que
el champagne s<Jlo se podía cultivar, elaborar
y preparar en la región de Rheims, en Fran·
cia.
(Al hablar
del champagne, quiero
r
o
fo
·
rirr:no al
vino cspumo1m
nllí
donominado por
SU
e
f
erv
esce
n
c
ia
y cnli-Oad,
s
a
b
or específico,
color y bouquet).
Claro está que Fran
c
i
a, celosa de sus
c
al
dos afamados, trató
siempre
y
trata ahora,
por todos los medios, que el
nombro do
la
Champagne (nombre
-
r
e
gional francés) vaya
implícitto al
nombro
<le sus vinos,
con ol fin
de que los vinos
de
otros
países y regiones
similares en la calidnd de Ja
vi.d
y los
vino:;
no
puedan l l
�
va
r
ese nombre. Pero, a pesa1·
de eso, no es menos cierto que
�·inos espu
mosos,
con el bouquet, el color, .la efervescen
cia, y el olor de los vütos de la champagne,
clasificados
y
distinguidos
con
ese
mismo
nombre, se dan tan bue
n
o
s
, tan exqu
i
siti
o
s
y
delicados
en ot
.
ras regiones del Globo.
España, por exce
l
e
nc
ia, es un país que, co
mo Francia, se destaca por la producción in
compararable de
sus
vinos.
De
la superiori
da<l de ellos habla la fama de sus caldos,
llegada a todas las regiones más apartaidas
del
mundo.
J
-e
rez
, M:Jaga, Rioja, Cariñena,
Montilla,
Priorato
y
cien
más,
nombres son
que
rebasan
los límites
·
ele la Tierra. Sábesc
-que muchos
famosos caldos franceses, de uni
versal nombradia, con caldos es
pa
ñole
s
son
.
me
zc
l
a
do
s
, o
p
rep
a
r
a
d
o
s,
o
elaborados.
6
Qué
tiene
que envidiar
en vinos España a Fran·
c
i
a
f
Nada.
Y
6no hay,
no
puede haber en
parte alguna <le la Tierra una región, un dis·
50