25 años dela invasión - page 9

LA PRENSA
SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014
su promesa.
Uno a uno, los golpistas
fueron asesinados. Al hecho
se le conoció como la ma-
sacre de Albrook. A Giroldi,
el compadre, la cabeza de la
intentona, le esperaba un
trato especial. Luego de ho-
ras de torturas, Heráclides
Sucre, otro mayor, terminó
consuvidaconunaráfagade
balas. “No me maten... ¡por
mis hijos!”, fue lo último que
alcanzó a decir antes de sen-
tir el plomo en su espalda.
En1999,Francia también
decidió enjuiciar a Noriega
enausencia.ElGobiernoeu-
ropeo lo acusó de utilizar
bancos franceses para lavar
cerca de 3 millones de dó-
lares provenientes del nar-
cotráfico. Lo sentenció a 7
años.PidióaEstadosUnidos
su extradición.
Noriega tenía estatus de
prisionerodeguerra.Enteo-
ría, nopodía ser extraditado.
Sin embargo, en agosto de
2007, a unos meses de cum-
plir 17 años de castigo y vol-
ver a Panamá, el juez Hoe-
veler aseguró que lo envia-
rían a Francia.
Los franceses prometie-
ron un nuevo juicio si los es-
tadounidensesleenviabanal
reo, así que tenía la oportu-
nidad de no estar detrás de
las rejas por siete añosmás.
En los siguientes tres
años, Frank Rubino, el abo-
gadodelmilitar, gestionó to-
das las audiencias y todos los
recursos posibles para evitar
que su cliente sumara más
años en prisión, lejos de su
familia, de su patria.
Enabrilde2010,dosaños
y medio después de que No-
riega cumpliera su condena,
Hillary Clinton, secretaria
de Estado estadounidense,
firmó la orden de extradi-
ción.
El 27 de ese mes, Noriega
fue transportado en una ca-
mioneta negra hasta el ae-
ropuerto internacional de
Miami. Fue escoltado hasta
un vuelo comercial de Air
France por el alguacil fede-
ral. El exdictador vestía ropa
negra y un sombrero celeste,
caminaba con paso lento y
sostenido por sus escoltas.
Tenía 76 años.
Tresmesesdespuésdeco-
menzado el nuevo juicio, los
franceses le ratificaron la
condena de siete años. Yves
Leberquier, su abogado de-
fensor,tildódeinjustalasen-
tencia porque si llegaba a
cumplirla, Noriega tendría
83 años para cuando saliera
de la cárcel y seríamás difícil
su reunión familiar en Pa-
namá. Sus quejas fueron
ignoradas.
Al dictador entonces lo
trasladaron hasta la prisión
La Santé, una estructura la-
berínticayoscuraenelsurde
París. El 7de juliode2010, el
panameño comenzó su con-
dena en el área especial de
este recinto, donde también
cumplieron sentencia reos
famosos, como el expresi-
dente argelino Ahmed Ben
Bella, o el venezolano Ilich
Ramírez Sánchez, conocido
como El Chacal.
En septiembre de 2011,
Noriega obtuvo su libertad
condicional. Cumplía ya casi
cuatro años de su condena
francesa, pues le sumaron el
tiempo que estuvo en Esta-
dosUnidosposterior a susa-
lidayenesperadesudestino.
Mantuvo buena conducta,
así que también tenía dere-
cho a una rebaja de pena.
Sin embargo, Panamá ya
lo había pedido también en
extradición para que cum-
pliera las sentencias por las
muertes de Spadafora y Gi-
roldi. Continuó recluido
hasta que se resolviera este
nuevo trámite.
A finales de noviembre, la
justiciafrancesaaceptólaex-
tradición. El 11 de diciembre
de2011,casi22añosdespués
de su episodio clandestino
en la Nunciatura de Paitilla,
Noriega regresó a Panamá.
Su hogar.
TODOS VUELVEN
El general lucía gozoso.
Vestíaun trajenegro, camisa
blanca de rayas, una corbata
roja, yuna sonrisade ilusión.
“Corona, pórtatebien, sigues
portándote mal, me dijo tu
yerno... Eudes, Eudes, doc-
tor Eudes Moscoso. ¿Cómo
están las crías de avestruces?
Un saludo desde Madrid,
aquí con tu gran amigo y pa-
riente Moreno”, murmuró
Noriega mientras sumirada
rebotaba entre sus acompa-
ñantes, el celular que lo gra-
baba y el vacío.
Noriega era escoltado por
PASADO.
Durante sus actos, Noriega lucía feliz, como si el
momento de poder nunca fuera a terminar.
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HONOR.
Poco antes de la invasión, y con Francisco Rodríguez (Der.) como presidente, Noriega
se convirtió en el jefe de Gobierno de Panamá.
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SALTO.
Noriega era un diestro paracaidista. En la foto, durante un entrenamiento con
Asunción Eliécer Gaitán.
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*
EL GENERAL LUCÍA GOZOSO. VESTÍA UN TRAJE NEGRO,
CAMISA BLANCA A RAYAS, CORBATA ROJA, Y UNA SONRISA
DE ILUSIÓN. LA MIRADA DE NORIEGA REBOTABA ENTRE
SUS ACOMPAÑANTES, EL CELULAR QUE LO GRABABA Y EL
VACÍO.
INVITADO.
Mientras duró su régimen, Noriega siempre tuvo
paso expedito en la Presidencia.
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